La sabiduría popular afirma que : para querer a los demás, primero hay que quererse a uno mismo.
En mis días, siempre quería mucho , intensamente. Y cuanto más quería, más me olvidaba de mi.
Sin embargo: cuando comenzaste a existir algo muy diferente ocurrió en mi. Una superpotencia impulsó al motor que necesitaba. Con una fuerza inconmensurable, arrollé con todo lo ajeno a mi felicidad para poder darte la tuya. Me convirtió en la persona que quería ver reflejada en tus ojos.
Así que cuanto más te quiero, más me quiero también a mi.
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