Fabián miró a Carmela y vió que lloraba.
Se le acercó, y la abrazó con una ternura ,
tan intensa, que para él mismo resultó una novedad.
Ella sólo dijo:
" no te preocupes. Después de todo, como vos dijiste el otro día, hay cierta alegría en saber que aún podemos estar tristes".