El ir y venir de los días,
la incesante necesidad de querer parar el tiempo.
el fluir siempre hacia el mismo río
distintas aguas, ache dos o,
Distinta,
pero misma composición.
Aunque nos empeñemos en hacer del dinamismo una forma de vida,
la estática del mismo cauce siempre retorna
fluye desde las entrañas hasta tu grito más guardado
y es entonces cuando recuerdas quién eres,
y el ser...
siempre permanece.
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