Familiarizándome con mis derrotas y cohibiéndome de mis altas pretensiones:
¿la aceptación me hace bien?
Me resisto a pensar que la mera sucesión de la vida tranquila
es la Felicidad que ansío.
Familiarizándome con mis derrotas y cohibiéndome de mis altas pretensiones:
¿la aceptación me hace bien?
Me resisto a pensar que la mera sucesión de la vida tranquila
es la Felicidad que ansío.
He transitado por :
vergeles de gloria,
curvas derrasantes
glaciares de hielo
y desiertos, que parecían no tener fin.
Siento que se abre un nuevo horizonte
a mis pies.
Espero escoger buen zapato, para el camino digo.
Me cuesta horrores desprenderme, del verbo desprender como el todo;
De cosas, de personas, del recuerdo de momentos.
Recurro a ellos como quién se refleja a sí mismo, de nuevo
"en un lugar seguro donde fuimos verdad".
De la misma manera,
leo y re-leo frases que con el paso de los años he ido acumulando en mi memoria.
Ayer me sorprendí descubriéndome como si de otra persona se tratase.
Siendo tan yo, y al mismo tiempo tan diferente.
El mayor cambió surgió cuando me abracé en todas mis formas.
Ni tan mal oye.
" Escúchame, caracartón:
Sólo pospone las heridas. Tb los éxitos.
Deja de esquivarte.
¿Por qué no disfrutas siendo tú?"
... ¿Qué es ser yo misma?
Estancarme sin avanzar,
dejar la mente en blanco mirando el móvil,
acomodarme en la idea del descanso.
La insatisfacción del presente es lo que me mueve a buscar opciones
que me salven, de alguna manera, de esta desidia que me aporta la "vida tranquila".
Tan fácil y tan difícil como callar a todos en mí y hacerme casito.